Llevaba un año sin escribir nada, se me habían secado
las ganas y la tinta después de todo aquello. Lo de Iría me había dejado tocado,
marcado y hundido. Un juego que yo creé y que se me volvió en contra totalmente.
Elaboré el tablero y las piezas a la perfección para hacer los movimientos a nuestro
antojo, pero nos explotó en la manos. Vale que nuestros trabajos no ayudaban
mucho a la situación. Horarios por definir y viajes inesperados por toda España
según el servicio que tocase. Me creí invencible junto a ella y me equivoqué
por completo. Cuando lo das todo y la otra parte crees que también, te formas
una realidad paralela inexistente. Yo le había presentado a Raquel con la mejor
de las intenciones. Sabía desde el principio su gusto exquisito por las chicas
morenas y delgadas. Raquel sin duda cumplía las expectativas. De ojos azules
como el cielo y una boca que daban ganas de perderse en ella. Nos enfadamos aquel
viernes fatídico de Diciembre y fue el final. Nunca debí marcharme así, dejé la
puerta abierta a todo aquello y la cazó en campo abierto. Las panteras negras
como Raquel, si le das espacio, son infalibles con sus presas. Ahora ya es
tarde y solamente queda pensar en lo que pudo ser y no fue.
Marcos CL