Volvimos a las andadas después de aquella tregua de varios años. Fue llegarme aquel mensaje inesperado y se activaron todas las alarmas de mi cuerpo. Volver a leer sus letras me llevó al instante a su dúplex en las afueras de Santiago, a aquellos encuentros que no tenían hora final, horas y horas de locura y cuerpos absolutamente entregados a la pasión.
Avatares del destino, nuestros caminos se habían vuelto a cruzar y era fantástico sentir todo aquello de nuevo, partiendo de la base del recuerdo bonito que dejó aquel año 2007.Intercambiamos algunas fotos actuales y seguía teniendo aquella mirada que derretía los polos. Recuerdo con nitidez cuando se colocaba arrodillada ante mí en el sofá y clavaba sus ojos en los míos, mientras su arte hacía mella en mis ganas por tenerla y hacía desaparecer mi resistencia.
Era inevitable no desfallecer al instante o a los pocos minutos, aquella presión que sus labios prietos ejercían sobre mi hombría eran un arma letal, de hecho, cuando le conté el recuerdo, a ambos se nos subieron los colores a través del teléfono, se percibía esa tensión en la conversación de whats app.
Es buena verdad el refrán, “donde
hubo fuego…..” Cuando el CoVID-19 tenga a bien, quedamos en rememorar todo aquello
cara a cara y comprobar si nos sigue quedando todo tan delicioso.
Marcos CL