Me suplicas que te ate cuando eras la primera que me decía que estaba loco por hacerlo. Me pides todo eso que en su día era pecado para ti. Tú que vienes de una familia tan cristiana, posas con los brazos en cruz mientras sometes a tu cuerpo a sesiones interminables de sudor y placer extremo.
Me asusta a veces, no
llegar a conocer tu reacción salvaje, tu verdadero límite como mujer poseída por
un demonio en letargo, un animal enjaulado hasta entonces que, por fin, ve la
puerta abierta hacia su libertad mental.
Marcos
CL

No limits!!! Be !!Alm
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