miércoles, 12 de febrero de 2020

Escarmiento



                         



Era tan gallito que tenía unas ganas increíbles de dejarlo así, para el arrastre literalmente. Me había puesto muy sexy, todo hay que decirlo, saqué a la palestra todas mis armas de mujer y seducción.

Había negado mil y una vez que no quería nada físico conmigo, que lo nuestro era una relación intelectual. Ya, ya, cobarde y mentiroso. Su matrimonio era un desastre y estaba falto de mimos y afecto, de eso me percaté desde el primer café que tomamos en La Marina.

 Después de ir a picar algo por el centro, mi cabeza ya volaba, yo con dos cervezas ya estaba suelta de mente y de lengua, lo suficiente como para decirle que me apetecía irme de allí y darle un buen escarmiento.

 Me había lastimado durante la semana y este niño merecía un castigo justo. Le susurré que nos fuéramos y que condujera hasta su casa. Estaba a 15 min de la ciudad y al llegar no le di mucho margen.

Me abalancé sobre él y besé esos labios tan apetecibles. Desde esa hora hasta el momento han pasado y le he pedido que me diera muchas cosas, hasta la extenuación, hasta dejarlo fundido.

 Ahora que son las 9 de este sábado gris, dormidito como un bebé se me quedó, pero lo voy a despertar y vamos a "BESAYUNAR”.

                                                                                                Marcos CL

                                                                                

3 comentarios:

  1. Mmmm Niño malo!! Seguro que no escarmienta. Felices besayunos. 💋💋

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  2. Feliz por vuestras palabras, ese niño necesita mas escarmientos así!
    supongo.......

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