martes, 18 de febrero de 2020

Holístico







Aquella mañana fría de invierno se nos ocurrió jugar a todo aquello. Discreción, ante todo, como debía ser, placer íntimo entre dos personas que tienen una química increíble y se respetan. A la hora acordada, para empezar bien el martes, 9:30 am, la recibí en el portal. Estaba preciosa, de espaldas, con postura tensa tras el cristal de la puerta y aquella carita de ángel a la que le quedaba bien todo.

 Melena rubia y peinada hacia un lado, se le veía medio rostro nada más y un abrigo entero negro, tapando todo lo que debajo había. Grata sorpresa. Le hiciera una sugerencia en cuanto al vestuario, al parecer me había escuchado bien los detalles de la petición.Vestido color vino que me encantaba, se lo había visto puesto un par de veces ya, tapando la pierna, unas medias de red y blonda negras. Había cumplido con creces la comanda. A juego con las medias, aquella lencería que era tan fina con encaje, también negra.

Subimos a casa y ella me esperó sentada al borde de la cama en mi dormitorio, mi regalo de primeras sería desnudarla, luego vendrían otros. El masaje que le había prometido, debía esperar un poco. Primero me gusta desnudarla poco a poco, lentamente, notando como la piel se eriza al paso de mis dedos, después echarla sobre mi lecho y colocarla en postura más cómoda posible, para que disfrute al máximo de todo y de mí.

Ya desnuda me gusta ser fiel a mis promesas, masaje relajante para aliviar tensiones y rebajar nervios a flor de piel. Cálido e intenso, muy sentido, con mucha carga sensual, ambos demandábamos y nos gustaba demasiado eso. A medida que el aceite empapaba aquella piel, la temperatura iba en aumento, el deseo por unirse era enorme y no tardaría en suceder "quiero sentirte" exclamó ella entre gemidos por el hacer de mis dedos.

El ambiente era perfecto, jugando con las sombras de la luz tambaleante que emiten las velas sobre la pared, es como una iluminación viva que se contrasta con el brillo de su piel  muy aceitosa ya. Jugamos con las palabras y las sensaciones todas aquellas horas. Sin duda el sueño hecho realidad. Lo disfrutamos como nunca y lo bueno es que, ese momento ya es nuestro para siempre.
                                                                                                      Marcos CL

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