martes, 17 de diciembre de 2019

Candle in the wind


CANDLE IN THE WIND

Estaba loca llamándolo a las 4 de la madrugada para que viniera a abrazarme, aun así, no lo dudé. Me estaba apeteciendo mucho tenerlo cerquita, que me pasara tus brazos por la cintura y me apretara fuerte.

 En 10 minutos estaba en mi portal, menuda situación y a esas horas, pero a las ganas no se le pueden poner puertas. Ya estaba en pijama y a medio desmaquillar, había salido con las niñas a cenar y mi cara lo decía todo, desde las 7 am con aquella actividad frenética de mi vida.

Me observaba como hacía siempre para ponerme nerviosa y lo conseguía. Estaba haciendo algo extraño en los últimos tiempos de mi vida, tenía a un chico sentado en mi baño mirándome, leyendo mi cuerpo con su mirada de pillo y a punto de meternos en cama para “dormir”.

El trato era cumplir lo pactado, yo lo llamaría, pero nos portaríamos bien, aquella noche no debería pasar nada, aparte de estar abrazados, dormir mucho y soñar bastante, pero su presencia y ese calor y aroma que desprendía me volvía loca.

 Sin querer lo que iba a ser un beso de buenas noches y a descansar, se convirtió en la tormenta perfecta de caricias y contoneos que iban in crescendo al ritmo de nuestra respiración agitada. La excitación era muy palpable en ambos cuerpos y simplemente nos dejamos ir a la deriva, arrastrados por la corriente de ese rio salvaje llamado pasión. 

Al cabo de un par de horas nuestros cuerpos se fueron apagando como una vela en el viento, nos ceñimos a dormir como habíamos negociado pero ya con un placidez en ambos bien merecida.  

Marcos CL




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