jueves, 26 de diciembre de 2019

Diávolo





Él me pidió que le regalara un “Sí” y a cambio le regalé mi alma al diablo. Cada vez que venía me desarmaba y me dejaba rota de tanto placer. Yo no podía con tanta fuerza, tanta sed de mí, tanta hambre por mi carne débil.

  Era un ser bestial e insaciable. Comenzaba con ese juego suave y con ternura para poco a poco ir incrementando la intensidad y virulencia en sus golpes de locura sexual, hasta que yo gritaba la palabra de seguridad, !!“Brindis”!!, esa era la fórmula para que volviera su estado de consciencia dócil y pasara de esa fuerza irracional sobre mis glúteos a los mimos del niño más dulce y cariñoso.

 Me daba su ser por completo, después se duchaba y volvía a su vida de acción y ambición. Yo me quedaba en la cama, perpleja y enrojecida. Por todo lo que me dejaba hacer, sentía un poco de vergüenza, pero me encantaba y lamiendo mis heridas sonreía con cara de niña buena tras la guerra de amor, ya esperando ansiosa el siguiente encuentro.

 Marcos CL

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