Me encantaba cogerla con las manos en la masa,
mientras preparaba la mezcla para las filloas, por ejemplo, como pasó aquel
sábado.
Me gustaba mucho verla y atacarla por detrás contra el
mesado, con su mandilón y su melena sobre los hombros, canturreaba feliz en uno
de sus lugares favoritos, le encantaba cocinar y preparar platos y postres con
innovación. Una verdadera artista con esas manos de plata. Me excitaba mucho
aquella situación y pronto me sentiría muy pegadito a ella.
Me acerqué sigiloso e hice que me notara pletórico.
Mis jeans frenaban toda aquella tremenda erección que portaba. En breve notaría
como la fricción haría su efecto calor. Latente e imparable mi corazón a mil no
paraba de bombear sangre hacia mi falo. El deseo era tan loco que hasta se me
nublaba la vista, me estaba apeteciendo mucho penetrarla allí mismo, de manera
salvaje, hacer que gritara mi nombre con cada orgasmo que le haría tener.
Le sujeté con
una mano toda esa melena rubia que tanto me gustaba y con la otra buscaría por
su muslo el calor de su sexo que me llamaba, me apetecía mucho saber y contar
el tiempo que tardaría en ponerse húmeda al sentirme así, no tardé demasiado en
saberlo y confirmarlo, sin duda toda aquella miel que mojaba mis dedos era el efecto
de aquella causa.
Sin remedio la senté
sobre la encimera y me dijo “loco me vas a llenar de harina”. era lo que quería,
verla así con el contraste del blanco farináceo y con el ambiente cargado de
morbo e ingredientes muy sugerentes, su piel y mi boca para empezar.
Sin darnos cuenta estábamos completamente llenos mezcla
de filloa y placer por todo el cuerpo, nuestra ropa ya en suelo y la piel al
desnudo para el deleite de mi mente y vista. Me encantaba así, jugosa, mojada,
dulce y salada. Mi boca la hacia gemir a cada paso mas fuerte y ella me
regalaba otro y otro más, suplicándome que no parase mientras apretaba mi boca
contra su guarida.
Marcos CL

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ResponderEliminarMuy excitante, casi apetece comer ... Filloas ����