Era
mi 40 cumpleaños y quería celebrarlo a lo grande, después de toda esa época gris
que había pasado en mi vida, bien me lo merecía. Le dije a las chicas de hacer
algo diferente, algo distinto y prohibido que se desmarcara de las
celebraciones habituales. Decidí
alquilar una casa rural, lejos del mundanal ruido y donde se pudieran cometer
pecados sin ningún tipo de testigo. Lo que pasaría ese fin de semana ahí se quedaría
para nosotras. Ellas, Laura y María, eran mis compañeras de batallas desde que estudiábamos
en la facultad, mis confesoras y cómplices en todos aquellos años claroscuros del camino.
Ahora les tocaba ver mi lado mas rebelde, mi
cara más antisistema, mi auténtica yo, un ave Fénix que renace de sus cenizas
para hacerse poderosa e inmortal, así me sentía actualmente en mi vida. Una
compañera de trabajo me había recomendado una agencia seria y con caché, una
empresa discreta que te ponía en contacto con chicos profesionales dedicados a
dar placer. De todos los que vi en el book de la agencia, las fotos y el
curriculum de Héctor, me llamaron mucho la atención, sin duda tenía el deseo
grabado en la mirada.
Me
puse en contacto con él telefónicamente y le hablé de lo que tenía planeado
para ese fin de semana en la casita de los Ancares. Él caballeroso y profesional
aceptó las condiciones sin replicar y tan sólo me preguntó el número de chicas
que seríamos y que le dijera con detalle cuánto y cómo quería disfrutar de mi cuerpo.
Yo por supuesto le dije que de 0 a 10, quería disfrutar un 11, que estábamos dispuestas
y abiertas a todo con él.
Me
gustaba el juego mental de ejercer de anfitriona y poder compartir mi regalo
con mis amigas que son como hermanas. Recuerdo que cuando planteé la idea me
llamaron loca, pero yo les puse sobre la mesa mis deseos y que era una fantasía
que hacía meses que me rondaba la cabeza. Era
el momento de liberar por completo la mente. Que mejor regalo que compartir
placer y lujuria con mis almas gemelas. Lo material siempre se quedará ahí, pero
las experiencias nos la llevamos puestas para siempre.
El
lunes al volver a la realidad más cruda, nos había cambiado el semblante y la percepción
de la vida a las tres. Habíamos hecho una purga del alma a través de los cuerpos
y de los hechos sin tabúes. Por primera vez nos vimos siendo puras, naturales,
sin complejos y con el instinto animal expuesto de la manera más genuina y auténtica.
En
aquel paraíso perdido, donde todo podía pasar, pasaron muchas cosas junto a esa
chimenea, mientras la leña ardía, los deseos y las ganas se quemaban a golpe de
horas y horas de prácticas entre los 4, prácticas ya inconfesables.
Marcos CL
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ResponderEliminarInstintos incofesabes..deseos cumplidos!!!! Des o equilibrio.Mmmm. Feliz Cumpleaños!!Alm
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