miércoles, 29 de abril de 2020

Steel






Fabricación propia,
 hechos el uno para el otro,
del material más duro
 y con el molde perfecto.
 Bien ajustado y alineado,
encajaban ambos automáticamente,
 como siendo la misma pieza,
siendo lo mismo.

Con la lubricación perfecta
 y con el brillo adecuado
 de la valvulina preciosa y precisa.
 Enrosca y desenrosca,
adelante y atrás.
Todo fluye con soltura.
Después de horas y horas,
 todo va a las mil maravillas.

Con las vueltas justas,
 apretando lo que debían apretar,
  se quedaron unidos,
 quedaron siendo un mismo ser,
 una misma forma de acero,
 una misma labor y un mismo todo.
"Apriétame más y no te separes !!"
 Le dijo el tornillo a la tuerca.

Marcos CL

martes, 28 de abril de 2020

Pido






Pido la paz y la palabra porque quiero hablarte de mi vida, de mis sentimientos y mis locuras. Quiero que seas la verdadera artífice de mi enajenación y mi cura. Paseando por nuestra playa te contaré mi historia una y otra vez, mientras apoyo la cabeza en tu hombro, entrelazamos nuestras manos y te confesaré mis pecados y mis miedos.

 Quiero hacerlo sin dudarlo y sin cesar porque me calmas y porque me haces falta. Permaneceremos en esa playa, nuestra playa, en donde todo puede suceder, en donde nuestro mundo empieza y acaba, en donde la brisa del tiempo invernal nos azota mientras tus abrazos me arropan.

 Pido la paz y la palabra porque quiero hablarte de mi vida, de mis otras vidas, de la que nos queda por vivir juntos, viviendo esta aventura llamada amor.

                                                                                         Marcos CL

lunes, 27 de abril de 2020

Esencia




Aquel día de semana, allí mismo en aquel descampado junto a las vías del tren, los tres unidos: ella, yo y todo aquel morbo que se había dado sin querer. La danza comenzó sobre el capo de mi coche, comiéndonos cómo animales, cómo lobos hambrientos de toda aquella carne.



 Besos enfurecidos y caricias pegajosas de calor. Era inevitable no seguir por siempre, seguir así mientras las fuerzas nos dejaran. Nuestros ropajes tirados por fuera y nuestras ganas bien adentro. A horcajadas sobre mí, ese vaivén de lujuria acabaría en uno y otro clímax. Me mojaba con su excitación y ese olor a sexo hacía que nos volviéramos mas locos todavía.



Simplemente nos dejamos ir por el ritmo de nuestras caderas en aquel baile sin mascaras en la oscuridad del jueves. Delicias a golpe de verano. Todo tan sentido y y tan extraño que asusta. Relación sin demasiadas preguntas, pero con muchas respuestas en las miradas.

                                                                                           Marcos CL

domingo, 26 de abril de 2020

Hada




Paseando por los bosques de Ourense me sucedió algo que jamás hubiese imaginado. Caminaba por una robleda y escuchando un arroyo a lo lejos, fui hacia el sonido del agua que se dejaba escuchar entre frondosas ramas. Ese sonido de riachuelo que corre cauteloso se mezclaba con un tarareo en tono dulce y suave, entonces, he ahí la sorpresa!!, una musa se bañaba en aquel lugar de cuento, era como un hada del bosque encantado.

 Ella canturreaba inocente con cabello recogido y dejándose acariciar por aquellas aguas que pasaban suave por su piel, como regocijándose de tal belleza. Aquella hada del bosque estaba sola allí, ajena al mundo de miedos que la rodearon antaño, se iluminaba con mirada alegre disfrutando de aquel hermoso paraíso que la Naturaleza le había regalado en el día de su nacimiento.

 Su desnudez era perfecta y su gesto era como de fantasía. Ciertamente aquel lugar mágico y ella misma desprendían una sinceridad vital y una sencillez difícil de encontrar. Era simplemente el contacto con la Madre Tierra y sus elementos: piel, agua y transparencia en los sentimientos más íntimos que una persona puede poseer.

Encontrándose consigo misma disfrutaba del día de su cumpleaños haciendo una cura de vida, una purga de alma. Sin duda era una cita necesaria con su ego más personal. Después de aquello seguí caminando sin molestar y sin estropear esa maravillosa postal de cuento. Gracias por regalarme esta imagen, gracias por regalarme este momento.
Muchas felicidades a mi hada del bosque.
                                                                                         Marcos CL

sábado, 25 de abril de 2020

“San Marcos”






Desde por la mañana así. Saltaba de la cama como un resorte, para ponerme a hacer cosas, una ducha, un buen desayuno completo y a funcionar. Miraba el correo, limpiaba la casa y pensaba en la comida que prepararía. Después cocinaba, fregaba los cacharros y era inútil, volvía a caer. Intentaba evitar a toda costa ese pensamiento constante de llevar a cabo mis fantasías sexuales fuera de aquí.

 Rezaba sin ser creyente para que el gobierno nos diera un respiro, al menos para sentirnos, al menos para tenernos. Una utopía hoy por hoy. Había días que perdía la cuenta de las veces que ya me había masturbado. En cama al despertarme, en la ducha, en el sofá delante del ordenador, en el jardín tomando el sol. Un sin parar de amor propio.

Todos los días eran como sumar días marcándolos en la pared de tu celda, pero la cuenta atrás iba demasiado lenta, necesitaba estar dentro de ella con prontitud, sentir esas caricias, sentir esa química que te da la otra persona en ese acto. Escribía más que nunca para aplacar las ganas y canalizar la energía, pero ellas seguían ahí, acuciantes, sinuosas, amenazadoras y esperando que tuviera un momento de debilidad durante la jornada en casa para volver a caer en la lascivia.

Esa perversión me poseía y  me ponía en una mano el aceite y en la otra muchas ganas de su cuerpo, de su flujo, de su boca, de su saber hacer. Yo me lo hacía y lo volvía a repetir como algo obsceno, un ritual de onanismo que me provocaba hasta castigarme con fuerza para desfallecer de placer una y otra vez. Ni el 25 de abril, día de mi santo, pude contener ese deseo, me tocó hacer penitencia moral durante largas horas del día y flagelarme durante la noche.
Puto confinamiento, putas ganas. Pura VIDA.
                                                                                                  Marcos CL

viernes, 24 de abril de 2020

Suprema



Me provocas y te provoco para comenzar la batalla. Latigazos de caricias, suspiros profundos en forma de jadeos y una respiración agónica con cada hora que pasa. Sudor, amor y lujuria por nuestras venas, placer en nuestros cerebros. 

Te vengo y me vienes, una y otra vez. El sistema nervioso se conserva tan sensible después de tantos orgasmos que ya no sabemos dónde meternos o sacarnos. 


Cogemos aire, comemos un poco de fruta fresca, bebemos agua y me devoras de nuevo. Se abre la caja de Pandora y todo vale mientras los protagonistas de la obra sigamos siendo nosotros, actores principales en esta escena de dos rombos.

 Aprovecha cada momento pues el ahora jamás volverá, placer que tienes, placer que te llevas, sobre todo si es como el nuestro, calidad suprema.
"Carpe diem"
                                                                                              Marcos CL

jueves, 23 de abril de 2020

Felicidades



Me quedaba mirando para ella mientras se secaba al salir de la ducha. Ponía su tanguita y como nueva. Radiante, llena de brío y energía, era feliz. Canturreaba frente al espejo y yo me recreaba con aquella imagen perfecta desde la cama. Después de una tarde juntos llena de pasión y sexo, ¿cómo podía ser que todavía sintiera ese deseo tan ferviente por aquella mujer?

 Habíamos quedado a las 3 de ese día para darle el regalo de cumpleaños, eran las 9 de la noche y aún seguíamos así. Tenía que dejarla escapar, tenía que dejar que volviera a su vida, a sus obligaciones, pero antes un último beso por favor, quería sentir mis labios una vez más en aquella espalda tan sugerente. Salté de la cama y fui hacia el baño de la habitación, apoyándome en el quicio de la puerta, mis ojos hacían un scanner de pies a cabeza alimentando las ganas. Me mordía el labio pensando y calculando si me quedarían fuerzas para estar dentro de ella una vez más en esa sesión interminable de lascivia.

 Mi cuerpo no tardó en reaccionar, como una bestia di un paso al frente para dirigir mis manos a aquel suculento culo y mi boca con hambre a su hombro derecho, mientras apretaba aquella nalga que me excitaba tanto, mi boca se fue cerrando para clavar mis dientes en su piel, me gustaba tenerla acorralada entre mi dureza y la piedra del lavabo, una encerrona sin salida donde los dos éramos las víctimas. Se fue apretando más y más en mí para sentirme al completo.

Ya no había vuelta atrás, se inclinó hacia delante agarrándose con fuera al grifo y contoneándose me dio la orden para que entrara en ella como una fiera, ni lo dudé y no nos hicieron falta ni las manos, sincronismo perfecto, acople ideal. Una vez más en aquella tarde volcánica nuestros cuerpos eran uno solo, nuestras mentes enajenadas de amor perdieron el norte y el reloj se paró de nuevo.
                                                                                                     Marcos CL



miércoles, 22 de abril de 2020

Solárium



Agosto, todo el mundo en la playa y yo doblando turno en recepción. Solamente vinieran dos clientas durante la mañana y aún eran las 5 de la tarde, todavía 3 horas por delante, ¡menudo agobio! Menos mal que escuché la puerta de la entrada y la vi pasar, mi clienta preferida de aquel verano, Fátima, de pelo corto y mirada viva, era elegante en sus formas, en su gesto y en su caminar.



 Venía siempre radiante debido a su trabajo. Trabajaba aquí cerca en su estudio de delineación. Cuando entraba siempre hacía lo mismo, se paraba un rato conmigo y después me pedía la llave de la cabina 7, sesión de 10 minutos y lista. Muchas veces me comentaba que yo tenía suerte por vestir sport, ella no podía, su papel de empresaria la obligaba a vestir con indumentaria formal.


 Esa tarde la charla fue un poco más larga de lo habitual. Se dirigió hacia las cabinas y caminando por el pasillo se giró para decirme, - No me digas que estamos solos? Es que esto está super tranquilo hoy. – Normal- respondí yo, todo el mundo está en la playa y nosotros aquí encerrados, pero no te preocupes, si te pasa algo te rescato. Jajaja- Ella se sonrío con aquella carita de ángel y se metió en la cabina dejando la puerta entreabierta.


 Allí estaba yo en tierra de nadie, me daban ganas de echar la llave, poner el cartel de cerrado y que pasara lo que tuviera que pasar. Dudé por un instante, pero pensé, ¿y por qué no?, así lo hice, cerré la puerta de la entrada y fui hacia ella. La verdad es que ya llevábamos unas semanas con un tonteo bastante evidente. Me paré delante de la cabina y vi en el crono que le quedaba un minuto de su sesión, ella debió escucharme junto a la puerta entreabierta y con una voz muy suave me dijo, -Pasa que el tiempo se está agotando. -, a ese comentario le siguió una carcajada y yo pensaba, esta chica es que no se anda con rodeos. En ese mismo instante sonó la alarma de que su sesión terminara, entonces ella abrió el solárium.


 Era una auténtica belleza al natural, allí estaba, desnuda y sin ningún tipo de complejo. Me pidió que le pasara la toalla, aunque su gesto cambió para mejor, al ver algo tan evidente en mi pantalón corto. ¿Cómo contenerse ante una situación así? Me acerqué a ella para darle la toalla, extendió su mano, pero al instante la dejó caer al suelo, se acercó a mí y en ese momento supe que en esa tarde mi jornada laboral había terminado.


                                                                                            Marcos CL

Gracias por la imagen F.B.

martes, 21 de abril de 2020

313




 La verdad es que ser becario en aquel bufete de abogados no era tarea fácil. Mi jefa me tenía completamente achicharrado con tanta insinuación y miradas lascivas. Después de una semana intensa, ese viernes bastante tarde, al finalizar aquella larga reunión, estaba deseando escaparme a casa cuando el teléfono de mi despacho sonó, era ella para decirme con esa voz imperativa, -Marcos espera, no te vayas todavía que tenemos que repasar lo del juicio del lunes", en ese preciso instante sabía que sería mi perdición, yo como súbdito era desde hace tiempo su fantasía y debía quedarme para "repasar" el caso, o sea obedecer.


 Era un edificio grande y a aquella hora sólo quedaría el guarda en la entrada y nosotros en la tercera planta. Solos en la oficina, solos en el despacho 313. La jefa vestía siempre muy ceñida, traje chaqueta negro y blusa blanca con el pelo recogido, a ella poco le hacía falta para resaltar aquel voluptuoso cuerpo. Me hizo pasar y allí estaba, sentada en su trono. Era una mesa del despacho robusta de madera noble y su sillón de piel marrón oscura a juego. Me quedé de pie tembloroso y sabía que ella no iba a dejar que me sentara, se le veía en esa mirada felina que tiene.

Cruzó las piernas con fuerza y con la mano levemente empujó unos informes para que cayeran al suelo y dictar sentencia firme a continuación.  -¡Espero no tener que decirte lo que debes hacer!- Yo, sumiso, asustadizo y arrodillado junto a su mesa, fui recogiendo cada uno de los folios intentando no levantar la mirada de la alfombra, algo imposible, su aura de poder me envolvía y aquellas largas piernas se descruzaron de golpe como sables para dejarme sin aliento, yo seguía con la mirada esa línea prohibida desde sus zapatos de tacón de aguja, pasando por las rodillas y subiendo por aquellas medias negras de la perdición, hasta que se dejaron entrever sus misterios. Ya no sabía en dónde meterme y sudando frío, me temblaban hasta las orejas. A continuación, para seguir con su juego macabro me ordenó con fuerte voz que gateara hasta ella.

Cuando estaba a un palmo de su piel levantó una pierna y puso un tacón en mi hombro con fuerza, luego colocó el otro sobre su mesa y sus piernas en apertura máxima. Ahora sí que me tenía sometido por completo y aquella situación, aunque me hacía daño físico, me excitaba enormemente. Pronto me repetiría la frase de la sentencia, - ¡Espero no tener que decirte lo que debes hacer ahora! -

                                                                                                Marcos CL







domingo, 19 de abril de 2020

Calígula



Mi cabeza no paraba de darle vueltas a la misma idea, una y otra vez volvía a pasar esas diapositivas mentales, como una secuencia maldita que se repite de forma insidiosa. Siguiente presa, siguiente víctima en mi telaraña, siguiente muñeco en mi teatro de guiñoles. La gente pide la verdad, pero la verdad absoluta cuesta mucho leerla y mucho más digerirla.

Yo no hablaba así, con la verdad encima de la mesa, me manejo bien en la oratoria, hago buen uso de la ironía, de los dobles sentidos, del sarcasmo. El castellano es una lengua con una riqueza infinita si la utilizas bien. La conquista y la seducción se basan en decir lo que los oídos quieren oír, en escribir lo que los ojos quieren leer, es simplemente un juego psicológico en donde las personas listas salen ganando.

Me encanta conseguir que vivan cosas inéditas. Abriendo puertas hasta el momento inalcanzables para ellas, hacerles sentir cosas que ni siquiera imaginaban. Me atraen mucho las mentes complejas, poco manipulables, ese tipo de personas que pisan fuerte en la vida, que caminan con garbo, como comiéndose el mundo a su paso. Me gusta mucho eso, ver la caída desde sus tronos de papel hacia mi perversión, es un estruendo que suena tan fuerte que excita.

 Ese sabor de la victoria y ese orgasmo mental es supremo una vez acaba la partida. Me encanta regocijarme en esa escena caligulesca, verlas poseídas y después rendidas a mis pies, besando mis botas de tacón, lamiendo su punta y pidiendo clemencia, aunque queriendo más de lo mismo, pero con más intensidad.
                                                                                                 Marcos CL

sábado, 18 de abril de 2020

Hungry

felación



No me daba tregua, hacía todo con tanta pasión que me abrumaba su fuerza. Sangre caliente, piel adictiva y pura droga para mi perdición, droga que corría por sus venas y droga que emanaban sus poros para anularme. Esos besos largos con tanta pasión que me excitaban, incluso antes de que sus labios tocasen los míos. Su lengua dentro de mi boca jugando a que me come sin comerme, pura fantasía sexual. En donde fuera y a la hora que fuera, siempre me buscaba y acababa conmigo, siempre con ganas de mí, dándole igual todo. Tenía ese punto voyeur que me daba tanto morbo, era increíble.

Aquella tarde quedamos para dar un paseo y ver el atardecer en la costa, cuando llegamos pusimos los coches aparcados en paralelo y ese paseo nunca se llegó a dar, al menos aquel día. Nada más abrir la puerta de mi coche y poner un pie en el suelo, ya la tenía delante de mí, acorralándome con su belleza. Llevaba un abrigo gris, botas negras y un vestido que le llegaba por encima de las rodillas. Le gustaba vestir bien. Me cogió las manos y las puso en su prieto y hermoso culo, era tan duro que costaba pellizcarlo. Mis dedos notaron que no llevaba nada debajo, simplemente unas medias de blonda negras que me ponían rabioso.

 Comenzó a besarme y le encantaba morderme, me mordía por todas partes. Le gustaba chupar mi labio inferior y darle un mordisco a continuación. Jugaba con mi cuello, con mi pecho, con mi todo. Me costaba demasiadas veces conseguir disimular las huellas de sus dientes en mi piel. Hicimos un trato, que no me dejara marcas en lugares visibles, solamente me faltaba eso, llegar al hospital con sus dientes grabados en mi cuello. Ante todo, seriedad en el trabajo.

La escena se nos estaba yendo de las manos, aun no había oscurecido del todo y pretendía devorarme allí mismo. Se veía gente por el paseo caminando y aquello era una puta locura. Nos podían ver, nos podían reconocer, pero le dio igual, sea agachó y de rodillas entre ambos coches, empezó a abrirme el pantalón vaquero para dejar salir toda mi furia. Me apretaba las nalgas y hacía fuerza para llegar al fondo de su boca, llegar hasta la arcada. Miraba hacia arriba y se encontraba con mi cara desencajada, con mi boca abierta intentando no jadear en alto.

 Cuando acabó su función, apenas me quedaron fuerzas en las piernas, me sujeté como pude a la puerta del coche para dejarme caer en el asiento. Aquello se nos estaba yendo de las manos hacía tiempo, nos podían descubrir y aún así nos arriesgábamos. Esa enajenación mental hacía que nuestros cuerpos fuesen esclavos del engaño, que fuésemos amantes en la sombra. Todo ello nos llevaba a caer en el pecado una y otra vez.

                                                                                                    Marcos CL







viernes, 17 de abril de 2020

Década





Así me miraba en el espejo cada mañana al salir de la ducha. Pasaba la mano por el cristal y el vaho dejaba entrever mi cuerpo. Cuando una cumple los 40 y ha sido madre, la anatomía no se queda como lo deseamos, pero ese es el precio que hay que pagar, a veces la naturaleza es demasiado injusta.
  
 Intentaba sacar lo mejor de mí, hacer deporte cuando la vida me dejaba, moverme mucho, dar largos paseos por la playa, comer sano y sobre todo cuidar mi mente. Las cargas familiares, esas que muchas veces dan tantas alegrías, pero que otras tantas me sacan de quicio, esas que a veces no me dejaban ni moverme de aquel cubículo de vida robándome todo el tiempo del mundo.

  Me encanta quedarme ese rato en el baño, en mi país de nunca jamás, mis fantasías y yo, ese dueto inseparable. Mientras, me echo crema corporal y el espejo me mira casi por completo. Intentaba ponerme mona para mí ante todo, sacar el mejor partido a mi sonrisa, a mi piel. Me gusta saber que soy deseada sin sentirme egocéntrica, ni mucho menos, una musa perfecta.
  
Todavía noto ese deseo en ciertas miradas a mi paso, lo percibo cuando salgo a bailar con la escuela o voy por la calle. Son sensaciones que también nos dan seguridad y nos complacen, agradar la vista de alguien es reconfortante, sin duda.

 Es cierto, ahora doy fe de ello, de los cuarenta a los cincuenta, esa década es crucial en la vida de una mujer.  Ahora sí me siento plena, sé lo que quiero a la perfección, sé lo que me gusta y lo que me pone y sí es así, voy a por ello con todas mis ganas. Me estaba viendo a escondidas con aquel chico 10 años más joven que yo, ese moreno tan lindo al que todo y digo todo, le funcionaba a las mil maravillas.


 Lo cierto es que después de esos encuentros, momentos que me parecían fugaces, no me quedaba ningún cargo de conciencia. Me daba placer y yo a él, mucho pero que mucho placer, como hacía años que no lo disfrutaba. Esa sensación de pecado o de estar haciendo algo inmoral ya no la tenía sobre mis hombros. Lo hacía como algo natural, como ir a yoga o a clases de bachata, me lo merecía y así lo vivía, con intensidad. Rober simplemente me estaba haciendo recordar lo que es sentirse mujer y buena amante.

 Amante y bien amada para ser devorada de los pies a la cabeza. En esos momentos salía de mis rutinas y entraba en la piel de una pantera, como una fiera irracional que busca su estado máximo de satisfacción. Me sentía más llena que nunca con él. Así me siento ahora y así quiero seguir.
                                                                                               
                                                                                                  Marcos CL

miércoles, 15 de abril de 2020

Ellas





 Soy capaz de ponerme en tu piel, incluso soy capaz de subirme en tus zapatos de tacón. Intento cada día mirar con los ojos de un ser maravilloso, aunque no siempre lo consiga. Un humano que es capaz de llevar a otro humano dentro, un ser que es capaz de alimentar a otro ser. Orgulloso de pertenecer a la misma especie, pero no tan orgulloso de mi género.

 Me pongo en la piel de tantas y tantas que sufrís y habéis sufrido pero que a su vez cuando amáis, sois capaces de amar sin límites, con una pasión indescriptible, con una ternura y una intensidad, que remueve los cimientos de corazones de piedra como el mío. Felicidades por ser como sois, felicidades por estar y ser, felicidades por esa belleza natural.
 !Felicidades MUJER!.
                                                                                          Marcos CL

Trapecio



Me las fui bajando lentamente hasta que llegaron a mis tobillos, después saqué un pie y dejé el otro vestido con ellas. Me gustaba mucho esa imagen, quedarme con las piernas alzadas mientras mis braguitas bailaban con ese vaivén, tambaleantes y juguetonas como en el trapecio de un circo, no sabiendo bien sí caerse del todo o quedarse tapando una mínima parte de mi anatomía.

La sensualidad, sin duda, está llena de pequeños gestos que forman parte de ese puzzle llamado fantasía. El morbo está compuesto por muchas cartas de la baraja y quien mejor las juega gana la partida. Sin duda, en esta, los ganadores éramos los dos. Mi lencería ya reposaba en el suelo de la habitación siendo fiel testigo de lo que allí pasaría. Me dejaría hacer y que el placer fuese el protagonista de la escena.

                                                                                           Marcos CL

Gracias por la imagen @dannrodz

martes, 14 de abril de 2020

Crítica al deseo




Me gustaba ser una fan en la sombra, me ponía muy hot aquello. Hacer que no veía nada y sin embargo leía y releía todo lo publicado. La verdad es que me jodía bastante reconocer que estaba demasiado aburrida en mi vida, cansada de todo aquello que para la sociedad era ejemplar. Una carrera universitaria, un marido, dos hijos, una casa preciosa, un perro y un coche de gama alta, no tenía derecho a quejarme o quizás sí.


Todo muy bonito a la cara de la gente pero, ¿qué pasaba con mi hartazgo?, ¿qué pasaba con mis ganas de que me dieran un buen meneo?, de esos que comentan mis amigas en las cenas que hacemos cuando se separan y conocen a otro diferente, a uno completamente distinto a “lo mismo” que habían comido los últimos 15 años.

 También tengo envidia insana que me corroe y muchas ganas de que me dejen las piernas temblando con agujetas hasta en las orejas.  Tengo ganas de muchas cosas, tengo ganas de disponer de mi tiempo. Por el contrario, intento enmascarar mi aburrimiento criticando cosas y publicaciones que son políticamente incorrectas, aunque me encanten.

 Lo jodido de todo esto es que ese cabrón libertino tiene toda la razón con lo que escribe, pero nos debemos a una moralidad de mierda que pone barrotes de acero a las ganas y al deseo.  Lo fácil para nosotros, “los decentes”, es hacer crítica a una foto de un pecho, un culo o un relato donde se cuenta lo que cualquier humano que respira piensa, siente y añora.

Lo único que no podemos cambiar es el instinto animal que tenemos dentro. Lo vistamos de Armani o lo paseemos en BMW, el instinto lo tengo muy capado, pero lo tengo, y estoy deseosa por soltarme el pelo y gritar a los 4 vientos, “!LIBERTAD!”

                                                                                            Marcos CL

lunes, 13 de abril de 2020

Sirena



Te busco entre las olas y ya no estás, miro al horizonte y me pierdo en el inmenso mar, tan sólo consigo verte con los ojos cerrados y llenos de lágrimas. Fuiste como la niebla que se disipa por la mañana, fuiste la sirena soñada por tantos piratas como yo, aunque eras como un sueño, una ilusión, una fantasía para aliviar el dolor de mi pecho.

 Como la marea, todo en la vida viene y va. Yo sueño cada día con aquel día, sueño con volver a besar tus labios de miel y sentir todo aquello. Mi dulce sirena que nada por los mares de mi cabeza, mi dulce sirena vuelve a mí, vuelve a encontrarte conmigo en nuestra playa, donde aquella noche, a la luz de la luna, nos unimos y fuimos uno para siempre.

Suena "In this shirt- (The Irrepressibles)
                                                                                                   Marcos CL

domingo, 12 de abril de 2020

Instinto



¿Cómo se reprime un instinto así? Tan nuestro, tan animal y primitivo, tan humano e irracional a veces. En la evolución del hombre, a lo largo de los tiempos, apenas ha variado nada; la sed, el hambre y ese deseo ferviente por el apareamiento. Esas ganas voraces de sentir a otro humano muy cerca, muy dentro, muy encima o muy debajo.

 Estaba pasando algo en esta situación tan extraordinaria, una situación en la que quizás debería pasar por alto el casting riguroso de otros tiempos. Esa búsqueda exhaustiva del bombero perfecto que apague bien mi fuego, creo que eso había cambiado por completo en este confinamiento, no digo de lanzarme a cualquier cosa viva, pero estas ganas tan profundas, ya no se calmaban ni con Pornohub, ni con Satisfayer, ni con una juguetería entera.

Será esa lucha que tenemos los humanos de manera constante, de que cuanto más nos prohíben algo, más ganas tenemos de ello. La verdad que tenía un pensamiento continuo, saltarme la cuarentena y sudar la gota gorda sin reloj y sin toque de queda. Darme una buena ración de sexo salvaje y del bueno.

Haber hablado con aquel chico había sido mi gran error de abril. De estar yo tranquila y en letargo en mi casa familiar, como una niña buena, a pasar al extremo contrario, mi lado más felino, más caliente y pasional. Pensar en locuras como, conducir por caminos y atajos para evitar controles y llegar hasta su casa, aquella casa del deseo como me la había descrito en las llamadas que habíamos hecho.! ¡Es que lo quería matar por todo aquello! 

Había abierto la caja de Pandora y ahora que debía hacer yo? Pues mojar las ganas en el café y darme duchas con agua fría hasta que todo eso pasase, pero me las iba a pagar y con recargo. Me había puesto la miel en los labios y me la había sacado de golpe dejando toda mi maquinaria ya funcionando a mil revoluciones. Lo deseaba y tanto que lo deseaba, mi ropa interior era fiel testigo de ello.
Y ahora pues me voy a la ducha. Hasta mañana.
                                                                                                  Marcos CL

sábado, 11 de abril de 2020

Dead




Me gustaría saber cómo haces para sacar todo eso de mí. Ni siquiera sabía, hasta este momento, que podía llegar a sentir esa erupción total que sale de mi alma con tus palabras, con tus besos, con tus dedos, con tu lengua y tu energía. Me clavas la mirada y me penetras íntegramente con tu ser indomable. Me puede tu fuerza natural y pura, me pueden esos ojos castaños tan curiosos y pillos que hasta cuesta mirarlos seguido. Me atormenta la idea de tener dependencia de ti. Miedo y vértigo de no poder salir de la droga que me das en esas dosis de placer tan salvajes.

Me dejas afónica cada vez que nos vemos y mi voz rasgada es incapaz de decir lo que siento mientras mi corazón se calma. Me dejas temblando como una espadaña en el río después de una riada de sensaciones. Ni siquiera soy capaz de detener ese temblor que dejas en mis piernas de forma continua y repetida, cuando sales de mí. Me dejas seca, me dejas herida, me dejas plena, me dejas agónica y me encanta morir así.
 Morirme de placer, morirme en paz y morirme llena de ti.

                                                                                                Marcos CL

miércoles, 8 de abril de 2020

Libertaria



Yo no era como las demás chicas, como las que él estaba acostumbrado a tratar y lidiar. No me quería sentir una más. Sé que detrás de toda esa desfachatez chulesca y dominante había un corazón dispuesto a amar de manera auténtica y con el sentimiento verdadero más puro.

Le hacía gracia mi inocencia, mi fragilidad párvula, mi ingenuidad en comentarios que tenía sobre ciertos asuntos, siempre me decía que, “el mundo no es tan bueno como se pinta en mi cabeza”, quizás tenía razón, pero yo era feliz pensando así. Sentía verdadera curiosidad por aquel individuo tan desconocido que había llegado a mi vida, esa vida ahora truncada por este confinamiento. Iba al hospital y volvía para casa, en ese vía crucis  donde, a veces me paraban los guardias, para saber si estaba justificado mi desplazamiento. Yo tenía el salvoconducto y el peso de ser sanitaria, así que nunca me multaron.

Soportaba ese peso sobre mis hombros, un peso irreal, como unas alforjas cargadas con un lastre inútil y sin sentido. En esos momentos de mi vida me sentía, no infeliz, pero sí menos feliz. Así me estaba ahora, perdida, prisionera y preocupada, por la situación, en gran parte y mi árbol de prioridades personales en otra parte y con mucho peso  también. Ahora tengo añoranza por aquellos momentos que éramos felices y libres, pero no lo sabíamos. Está claro que uno valora más las cosas cuando las pierde pero no aprendemos ni aprenderemos.

Encontrarme con aquel truhan no se si era un mal error o un gran acierto, como todo en aquella batidora de sensaciones y sentimientos, los ingredientes que se van mezclando y el sabor final es un gran desconocido. Sea como fuere, me encantaba charlar con él. Largos chats durante horas que me sacaban de aquella realidad atroz y severa que apuñalaba mi sentido común a veces el menos común de los sentidos.

Sus comentarios sobre mi vestimenta o sus deseos, muchas veces políticamente incorrectos, su manera de decir las cosas de manera tan directa y natural, me atrapaban con encanto curioso, ese sentir de estar sin el peso de la conciencia, sin el peso moral que la mayoría de los mortales cargamos con la educación que nos han inculcado como losas de granito pesadas y difíciles de mover. Me hacía rabiar con juegos de palabras que me ruborizaban tras mi teléfono, le encantaba llevar mi timidez al límite, a ese punto de no saber sí mandarlo al carajo o desear un todo con aquel personaje. Sin duda un buen fichaje en aquellos tiempos inciertos.

Me sugería imposibles. Me decía que me llevaría a su cabaña en el bosque, secuestrada y saltándose las limitaciones del decreto y allí me haría mil cosas. Tenía siempre frases y palabras certeras que me mandaba para regalarme los oídos, eso lo sé, pero me encantaban.

 En días de mierda al llegar de trabajar que te digan, “Eres como el olor del atardecer”, o que te cuente que está enfrente su chimenea y te describa la situación con frases como” eres como el tacto del fuego y el sabor del silencio”, a mi sinceramente, se me eriza la piel al leerlo y se me encienden las ganas. Pero no me hagáis mucho caso, seré yo así, una ñoña sentimental.
                                                                                                       Marcos CL


domingo, 5 de abril de 2020

Barrera



No era el trabajo de mi vida, pero en algún sitio tenía que ganar dinero en aquel año tan jodido. Después de acabar la carrera de derecho y tener que trabajar como becaria durante 3 años en aquel despacho por 700€, ya me había sido suficiente esa etapa tan humillante en mi vida laboral. 


Ser recepcionista en un motel en las afueras de la ciudad no había sido mi sueño desde pequeña, pero debía buscar la parte positiva de aquella oportunidad que me había dado la vida. Ganaba más, me trataban mejor y aun encima aprendía aspectos del comportamiento humano y mucha sociología. 

Por ejemplo, que en los moteles según qué días, había hora punta y todo. Me quedé loca cuando vi la cantidad de trabajo que podía tener de lunes a viernes de 9.30 de la mañana a 13.30. Yo que pensaba que los días felices serían los viernes y sábados noche. Que ilusa era hasta ese momento. Me sentía como una espía. Los clientes no podían verme en la cabina de recepción, pero yo, sin embargo, los veía a ellos. Observaba como iban haciendo cola antes de la barrera de entrada, coche tras coche en aquella franja horaria tan "poco pecaminosa".

 Una piensa que por las mañanas o se está trabajando o se está haciendo compra, haciendo deporte o la comida, pues no, se está también haciendo cola en una hilera del deseo para entrar en los distintos garajes con habitaciones incluidas de aquel motel con nombre de miniplaneta. Ese momento ideal que transcurre desde que, se llevan los niños al cole hasta que hay que ir a buscarlos con la consecuente sincronización de mensajes de whats-app que vienen y van llegando, rozando el punto de logística perfecta.

 “Ya estoy llegando, ¿cuánto te falta” ?, “Sí, ya aparco y me monto en tu coche, el mío lo pueden reconocer!”, “¡Apura que no tenemos mucho tiempo!”.
 ! Qué bonito es ver la vida pasar desde la barrera! Creo que aquí comienza mi cuaderno de bitácora.
                                                                                                   Marcos CL