domingo, 26 de abril de 2020

Hada




Paseando por los bosques de Ourense me sucedió algo que jamás hubiese imaginado. Caminaba por una robleda y escuchando un arroyo a lo lejos, fui hacia el sonido del agua que se dejaba escuchar entre frondosas ramas. Ese sonido de riachuelo que corre cauteloso se mezclaba con un tarareo en tono dulce y suave, entonces, he ahí la sorpresa!!, una musa se bañaba en aquel lugar de cuento, era como un hada del bosque encantado.

 Ella canturreaba inocente con cabello recogido y dejándose acariciar por aquellas aguas que pasaban suave por su piel, como regocijándose de tal belleza. Aquella hada del bosque estaba sola allí, ajena al mundo de miedos que la rodearon antaño, se iluminaba con mirada alegre disfrutando de aquel hermoso paraíso que la Naturaleza le había regalado en el día de su nacimiento.

 Su desnudez era perfecta y su gesto era como de fantasía. Ciertamente aquel lugar mágico y ella misma desprendían una sinceridad vital y una sencillez difícil de encontrar. Era simplemente el contacto con la Madre Tierra y sus elementos: piel, agua y transparencia en los sentimientos más íntimos que una persona puede poseer.

Encontrándose consigo misma disfrutaba del día de su cumpleaños haciendo una cura de vida, una purga de alma. Sin duda era una cita necesaria con su ego más personal. Después de aquello seguí caminando sin molestar y sin estropear esa maravillosa postal de cuento. Gracias por regalarme esta imagen, gracias por regalarme este momento.
Muchas felicidades a mi hada del bosque.
                                                                                         Marcos CL

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